11. Trastornos de la resonancia

La evaluación incluye la valoración de la función oral, nasal y velofaríngea para la producción del habla. El objetivo es ayudar a determinar si la persona se beneficiaría de la logopedia y aportar información funcional para la toma de decisión quirúrgica o protésica.

Se puede considerar que algunas de las pruebas que los logopedas deben hacer para valorar las estructuras orales invaden el cuerpo del paciente. Cabe recordar que estas pruebas siempre deben realizarse en centros sanitarios que puedan responder ante cualquier eventualidad que suponga un riesgo para el paciente.

Examen de las estructuras orales:

• Examen visual del complejo craneofacial para identificar anomalías estructurales.
• Evaluar la estructura y la función oral:
  • Simetría, fuerza y movimiento de las estructuras orales (labios, mandíbula, lengua y velo del paladar).
  • Longitud del paladar blando en relación con la profundidad de la orofaringe.
  • Presencia de fístulas en el paladar duro o blando.
  • Signos de posible fisura submucosa, incluyendo úvula bífida.
  • Presencia y tamaño del tejido amigdalar.
  • Evidencia de cirugías pasadas.

Producción de sonidos del habla:

• Determinar si la articulación es adecuada a la edad y socialmente aceptable.
• Diferenciar los tipos de errores de resonancia en varios contextos de habla:
  • En población pediátrica: errores de articulación del desarrollo y errores fonológicos.
  • Distorsiones obligatorias (por fisura palatina anormal).
  • Errores de articulación compensatorios. 
  • Errores de aprendizaje velofaríngeo erróneo. 
  • Errores o distorsiones propios de la disartria o la apraxia.
  • Distorsiones secundarias a la obstrucción nasal.
• Evaluar la inteligibilidad del habla, evaluando los factores que inciden en esta.
• Valoración acústica informatizada de la presencia de resonancia nasal en la espectrografía.

Resonancia:

• Medida de la nasalancia con dispositivos adecuados (Rose Medical Nasometer, Nasometer 6450 de Kay Pentax, entre otros). La nasalancia es la relación entre la energía acústica captada por un micrófono nasal (N) y un micrófono oral (O). Este valor cuantifica la hipernasalidad en emisiones sostenidas, secuencias numéricas y frases. Existen valores típicos disponibles para la población española de entre 3 y 5 años.
• Utilizando palabras o frases, hay que evaluar lo siguiente:
  • Hipernasalidad: resonancia nasal excesiva en vocales y consonantes orales.
  • Hiponasalidad: resonancia insuficiente o ausente en consonantes nasales y vocales adyacentes, especialmente /i/ y /u/.
  • Resonancia mixta: elementos de hipernasalidad inconsistente, hiponasalidad y/o cul-de-sac durante la emisión de frases.
  • Resonancia cul-de-sac: el sonido se silencia y las consonantes son indistintas debido a un bloqueo en la salida de la cavidad nasal, oral o faríngea.
• Acciones a realizar para confirmar lo que se ha escuchado:
  • Tocar ambos lados de la nariz para notar las vibraciones que puedan acompañar la hipernasalidad percibida.
  • Alternativamente, pinzar y luego liberar la nariz mientras el individuo produce un segmento de habla (un cambio en la resonancia indica hipernasalidad).
  • Apoyar un tubo de goma acoplado a una de las narinas y conectado al canal auditivo del examinador mientras el paciente emite sonidos no nasales, que permita una transmisión clara de la resonancia en la mayoría de los casos.

Emisión de aire nasal:

• Uso de consonantes orales de presión oral sin voz (oclusivas, fricativas o africadas):
  • Escuchar la emisión de aire nasal audible en varios contextos de habla.
  • Determinar si la emisión de aire nasal está presente en todos los sonidos sensibles a la presión (obligatorio) o es específica del fonema (aprendido).
  • Escuchar la presencia de presión débil o sin calidad plosiva sobre las consonantes oclusivas (obligatorio en la fisura palatina).
  • Mantener el espejo de Glatzel bajo las narinas para detectar la emisión de aire nasal.
  • Notar el flujo de aire que sale de la fosa nasal situando un extremo de un tubo de escucha en la entrada de la fosa nasal y el otro extremo en la oreja del examinador.

Alimentación y deglución:

• Interesarse por antecedentes de regurgitación nasal de alimentos o líquidos o dificultades de alimentación o deglución. Si los hay, se pueden realizar o solicitar estudios instrumentales como videofluoroscopia, rinofibroscopia, laringoscopia o evaluación de presión intraoral.

Evaluación audiológica:

• Examen otoscópico.
• Pruebas de impedancia para evaluar la función del oído medio.
• Pruebas de Weber y Rinne para orientar la presencia y el tipo de pérdida auditiva.
• Pruebas de reconocimiento de palabras.

El CLC aconseja a los profesionales clínicos, investigadores y estudiantes que realicen estudios para la creación de instrumentos de evaluación en catalán y castellano de los trastornos de la resonancia.