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Declaración de posicionamientos y buenas prácticas en el ejercicio profesional de la logopedia

17. Alteraciones de la fluidez del habla

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El logopeda es el profesional sanitario competente para valorar, diagnosticar e intervenir en las alteraciones de la fluidez del habla, y debe mantener una formación especializada y actualizada para abordar su naturaleza multifactorial desde un enfoque basado en la evidencia.

El CLC impulsa la investigación sobre la prevalencia, el impacto funcional, la evaluación y la intervención en las alteraciones de la fluidez, y promueve la creación de instrumentos adaptados al contexto lingüístico y cultural, especialmente en catalán y castellano.

El CLC defiende un abordaje interdisciplinario y centrado en la persona, liderado por el logopeda y en coordinación con psicólogos, pediatras, educadores y otros profesionales sanitarios. Aconseja evitar prácticas sin aval científico y favorecer intervenciones integradoras que tengan en consideración las dimensiones emocionales, sociales y comunicativas del trastorno.

Rol de los logopedas

Los logopedas son los profesionales debidamente cualificados, acreditados y competentes para efectuar los tratamientos preventivos, rehabilitadores y de mantenimiento de los trastornos de la fluidez del habla. Esta atribución se desprende de la LOPS que, en su artículo 7.2f, afirma que los logopedas desarrollan las actividades de prevención, evaluación y recuperación de los trastornos de la audición, la fonación y el lenguaje (entre los que consideramos que se encuentran los trastornos de la fluidez del habla) mediante técnicas terapéuticas propias de su disciplina. Asimismo, de la Orden CIN/726/2009, por la que se establecen los requisitos para la verificación de los títulos universitarios oficiales que habilitan para el ejercicio de la profesión de logopeda, queda claro que los logopedas graduados conocen las bases anatomofisiológicas del habla y son competentes para identificar, valorar e intervenir en los trastornos de la fluidez del habla mediante el uso de instrumentos diagnósticos validados y técnicas terapéuticas específicas. Esta visión la comparten los documentos de perfil profesional, que declaran que la logopedia tiene como finalidad mejorar las competencias comunicativas y la calidad de vida de las personas que sufren alteraciones de la fluidez del habla.

El logopeda es responsable de llevar a cabo valoraciones exhaustivas de la fluidez verbal, incluidas medidas cuantitativas (frecuencia y tipos de disfluencias), evaluación cualitativa (impacto emocional y funcional) y análisis contextual. También es responsable de diseñar e implementar planes de intervención individualizados, con objetivos orientados a mejorar la fluidez verbal, la eficacia comunicativa y la calidad de vida global del paciente, teniendo en cuenta tanto los aspectos conductuales como emocionales y sociales del trastorno.