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Declaración de posicionamientos y buenas prácticas en el ejercicio profesional de la logopedia

18. Trastornos de la voz

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El logopeda es el profesional sanitario competente para prevenir, evaluar, diagnosticar y llevar a cabo el tratamiento de los trastornos de la voz, y debe mantener una formación adecuada para intervenir en patologías diversas, con atención especial a la necesidad de formación especializada en casos complejos.

El CLC impulsa la investigación sobre la prevalencia, el impacto funcional, la evaluación y la intervención en los trastornos de la voz, y promueve la creación de instrumentos adaptados al contexto lingüístico y cultural.

El CLC defiende un abordaje interdisciplinario y basado en la evidencia para los trastornos de la voz, promueve la coordinación entre profesionales y la participación activa del paciente en su proceso de rehabilitación.

Orientación interdisciplinar

La persona que sufre disfonía debe ser atendida por un equipo multidisciplinar que responda de forma holística sus necesidades. El equipo de rehabilitación debería incluir médicos ORL o foniatras, logopedas, con la participación puntual de fisioterapeutas (cuando las relaciones entre postura y alteración vocal sean significativas) y psicólogos (cuando las relaciones entre estado emocional y alteración vocal sean significativas). Los logopedas se ocuparán de la rehabilitación de la disfonía dentro de este marco.

Entendemos que los pacientes afectados por trastornos de la voz deben ser derivados a una atención especializada: Servicios de Otorrinolaringología, Oncología y unidades de Foniatría y Poscovid. Hay que articular las relaciones entre los servicios derivadores y los servicios rehabilitadores para favorecer la posibilidad de interconsulta presencial y un espacio compartido para la discusión de casos clínicos. 

Es responsabilidad de todos los profesionales implicados asegurarse de que el paciente entiende y se responsabiliza de los elementos que participan en su trastorno y de su papel en el proceso de rehabilitación. Esta corresponsabilidad será un aspecto clave en la adherencia al tratamiento y en el seguimiento de las orientaciones posteriores al tratamiento.