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Declaración de posicionamientos y buenas prácticas en el ejercicio profesional de la logopedia

14. Disfagia orofaríngea

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El logopeda es el profesional sanitario competente para evaluar, diagnosticar e intervenir en los trastornos de deglución, y cuenta con formación específica para aplicar técnicas terapéuticas individualizadas y basadas en la evidencia.

El CLC impulsa la investigación sobre la prevalencia, el impacto funcional y social, la evaluación y la intervención en la disfagia, promueve la creación de instrumentos adaptados lingüística y culturalmente a nuestro contexto.

El CLC defiende un abordaje interdisciplinario y cooperativo para la disfagia, que favorezca la detección precoz, la coordinación entre profesionales y la mejora de la calidad de vida de las personas afectadas.

Equipamiento

El CLC orienta a los profesionales de la práctica clínica a disponer de todos los objetos necesarios para llevar a cabo la evaluación y el tratamiento rehabilitador. Habitualmente, es necesario disponer de guantes, depresores, espejos, vibradores, vasos de diferentes formatos y cubiertos de mesa adaptados y normalizados. Para la estimulación térmica, será necesario disponer de microondas y refrigeradores para calentar o enfriar la comida. Si se cuenta con la formación adecuada, se pueden utilizar instrumentos de estimulación eléctrica neuromuscular. Es recomendable tener acceso a un aspirador, por si se necesita. Como materiales fungibles, hay que tener productos como los espesantes. Cabe recordar que el profesional no puede dar comida al paciente que no la haya traído el propio paciente o haya sido servida por servicios acreditados de alimentación de centros sanitarios. 

Es fundamental que los logopedas apliquen rigurosas medidas de higiene para garantizar la seguridad tanto de los pacientes como de ellos mismos. Estas medidas incluyen la desinfección regular del material y superficies de trabajo, el lavado de manos antes y después de cada sesión, el uso de utillaje de un solo uso cuando sea posible, y la ventilación adecuada de los espacios. Además, en los casos que así lo requieran, como en situaciones de riesgo de contagio, es importante utilizar mascarilla y guantes, y seguir los protocolos establecidos por las autoridades sanitarias. Estas prácticas son esenciales para prevenir infecciones y crear un entorno terapéutico seguro y de confianza.