Declaración de posicionamientos y buenas prácticas en el ejercicio profesional de la logopedia
8. Trastornos del desarrollo del aprendizaje
Descarga el capítuloEl logopeda es el profesional sanitario competente para evaluar, diagnosticar e intervenir en los trastornos del desarrollo del aprendizaje, desde una perspectiva integral del lenguaje y la cognición.
El CLC impulsa la investigación sobre la prevalencia, el impacto funcional y la creación de instrumentos de evaluación e intervención adaptados a los trastornos del desarrollo del aprendizaje.
El CLC defiende un abordaje interdisciplinario de los trastornos del desarrollo del aprendizaje, basado en la evidencia y libre de prácticas desprovistas de base científica.
Evaluación de la estructura y de las funciones corporales
Las pruebas específicas de rendimiento deben confirmar la existencia de una discrepancia significativa entre el potencial de aprendizaje del paciente y su rendimiento en las habilidades esperadas para su edad, en áreas como la lectura (automatización, fluidez y comprensión), la escritura (grafomotricidad, ortografía, gramática y coherencia textual) y la aritmética (cálculo, razonamiento numérico y matemático). Estas pruebas se deben considerar fundamentales e imprescindibles tanto para el diagnóstico como para la planificación del tratamiento y el seguimiento de la intervención.
Asimismo, para diseñar un tratamiento logopédico adecuado, el profesional debe llevar a cabo una evaluación de los procesos cognitivos y de las funciones ejecutivas que puedan estar implicados en las dificultades específicas de aprendizaje del paciente. Esta evaluación permite una toma de decisiones más precisa, que facilita la individualización y la eficacia del tratamiento.
EVALUACIÓN DE LA APTITUD PARA LOS APRENDIZAJES ACADÉMICOS BÁSICOS (CIF d166, d169, d172)
a) Lectura
El rendimiento en la lectura se evalúa mediante pruebas estandarizadas aplicadas individualmente que permitan aplicar el criterio de dificultad significativa en el aprendizaje, habitualmente tomando como punto de corte -1,5 DT. Las pruebas deben incluir: a) la automatización de la decodificación lectora y la precisión y b) la comprensión, comparando la comprensión al leer y al escuchar material lingüístico de complejidad similar. Deben incluir palabras aisladas, frases y textos. La mayoría de estas pruebas valoran la lectura en voz alta, calculan el tiempo utilizado, los errores en la decodificación y la tasa de aciertos en ítems de comprensión. Solo algunas lo hacen con lectura silenciosa, midiendo la precisión en el reconocimiento del léxico y la comprensión.
Las pruebas más utilizadas en nuestro entorno son:
- PROLEC-R, Batería para la Evaluación de los Procesos Lectores – Revisada. Versiones en castellano y en catalán (de 6 a 12 años).
- PROLEC-SE-R, Batería para la Evaluación de los Procesos Lectores en Secundaria y Bachillerato - Revisada. Versiones en castellano y en catalán (de 12 a 18 años).
- T.A.L.E.C., Test de análisis de lectura y escritura en catalán. Adaptación del TALE al catalán, ampliamente utilizado en Cataluña en contextos escolares para edades comprendidas entre 6 y 10 años.
- LEE (Lectura, Evaluación y Ejecución), diseñado para evaluar las habilidades lectoras en niños de entre 6 y 9 años.
- PROLEXIA, Batería de diagnóstico diferencial (de 7 a 70 años).
- DIS-ESP (Batería para el diagnóstico de la dislexia en español), incluye el TECLE. Está normativizada para su aplicación en estudiantes de entre 7 y 12 años.
- Pruebas de Evaluación de Comprensión Lectora (ACL). Pruebas institucionales aplicadas por el Departamento de Educación de la Generalitat de Catalunya a niños y jóvenes de entre 6 y 16 años.
- ECOMPLEC (Evaluación de la Comprensión Lectora), diseñada para evaluar la competencia lectora en estudiantes de entre 9 y 16 años.
- EDICOLE (Evaluación Diagnóstica de Comprensión Lectora), aplicable entre 7 y 11 años.
- SICOLE-R (Sistema de Evaluación de Comprensión Lectora - Revisado), dirigido a alumnos de edades entre 8 y 12 años.
b) Escritura
El rendimiento en la escritura se evalúa mediante pruebas estandarizadas aplicadas individualmente que permitan aplicar el criterio de retraso significativo en el aprendizaje, habitualmente tomando como punto de corte -1,5 DT. Las pruebas deben incluir: a) habilidad para el grafismo, b) ortografía natural, arbitraria y dependiente del contexto, c) composición escrita: coherencia y cohesión, además de la adecuación contextual en el caso de los estudiantes de cursos avanzados.
Las pruebas más utilizadas en nuestro entorno son:
- PROESC (Batería de los procesos de escritura), de 8 a 15 años y 11 meses.
- PROESCRI-primaria (Prueba de Evaluación de Procesos Cognitivos en la Escritura), de 6 a 12 años.
- EMLE-TALE 2000 (Evaluación de la Escritura), de 6 a 10 años.
- LEE (Lectura, Evaluación y Ejecución), incluye tareas que implican la escritura de palabras y pseudopalabras, y permiten inferir habilidades relacionadas con la ortografía y la correspondencia fonema-grafema en niños de 6 a 9 años.
- PROLEXIA, incluye subpruebas de escritura a partir de 7 años.
- Test de dictado Entender y Hablar, diseñado para evaluar las habilidades de escritura en niños de entre 7 y 11 años.
c) Cálculo
El rendimiento en las aptitudes aritméticas se evalúa mediante pruebas estandarizadas aplicadas individualmente que permitan aplicar el criterio de retraso significativo en el aprendizaje, habitualmente tomando como punto de corte -1,5 DT. Las pruebas deben abarcar tanto habilidades formales (aprendidas en el contexto escolar) como informales (desarrolladas espontáneamente), así como los procesos neurocognitivos implicados en el procesamiento numérico.
Deben incluir el sentido numérico básico (comparación de cantidades, subitización –reconocimiento inmediato de cantidades pequeñas-, estimación de magnitudes numéricas y representación analógica de números); recuento y secuencia numérica (recuento verbal hacia delante y hacia atrás, principios de recuento –correspondencia uno a uno, cardinalidad, orden estable– y enumeración de conjuntos); conocimiento simbólico (reconocimiento de cifras y símbolos numéricos, transcodificación numérica –de verbal a escrita y viceversa– y escritura y lectura de números); cálculo y operaciones básicas (cálculo mental –sumas y restas simples–, automatización de hechos numéricos básicos, resolución de problemas aritméticos elementales); y representaciones múltiples del número según el "modelo del triple código" (código analógico, código verbal y código visual-arábigo).
Las pruebas más utilizadas en nuestro entorno son:
- TEDI-MATH (Test de Diagnóstico de Competencias Básicas en Matemáticas), para escolares de entre 4 y 8 años.
- TEMA 3 (Test de Competencia Matemática Básica), dirigida a niños de entre 3 y 8 años.
- BERDE (Batería para la Evaluación Rápida de Discalculia Evolutiva), dirigida a niños de entre 5 y 12 años.
d) Evaluación de funciones cognitivas específicas (CIF b168, b172)
La evaluación de las funciones mentales específicas y de los procesos de lenguaje y cognición implicados en los TDAp puede proporcionar información útil tanto para identificar signos confirmativos del trastorno y relacionarlo con las teorías explicativas (déficit fonológico, déficit de automatización y doble déficit) como para determinar el perfil de fortalezas y debilidades de cada persona y desarrollar tratamientos personalizados. Estas pruebas se pueden seleccionar en función de la apreciación clínica, las dudas en el diagnóstico y las características de la persona. Los logopedas deben explorar todas las funciones básicas que pueden concurrir en la persona para realizar los ajustes pertinentes en los tratamientos propios de su competencia, sin perjuicio de que a veces pueda ser conveniente la colaboración con otros profesionales.
Algunas de las pruebas estandarizadas que evalúan el procesamiento fonológico son:
- PROLEXIA, a partir de 4 años.
- TECO (Test de Evaluación de Conciencia Fonológica), entre los 5 años y 2 meses y los 6 años y 6 meses.
- TFV (Test de Fluidez Verbal), diseñado para una franja de edad amplia, desde niños hasta adultos, lo que permite el uso en varias etapas del desarrollo lingüístico.
Test generales para evaluar la cognición:
- WPPSI-IV, escala de inteligencia de Wechsler (2a 6m-7a 7m).
- WISC-V, escala de inteligencia de Wechsler (6a-16a 11m).
- WNV, escala no verbal de aptitud intelectual de Wechsler (5a-21a).
- NEPSY- II, batería neuropsicología infantil (3a-16a).
- DN-CAS, Das & Naglieri, Cognitve Assessment System (5a-17a).
- K-ABC, batería de evaluación para niños de Kaufman (2a 6m-12a 6m).
- BAS-II, Escalas de Aptitudes Intelectuales (2a 6m-17a 11m).
- K-BIT, test breve de inteligencia de Kaufman (4a-90a).
- Raven’s 2, Matrices progresivas (4a-69a 11m).
e) Lenguaje oral
La evaluación de la competencia lingüística a través del lenguaje oral, sin la mediación del lenguaje escrito, tiene como objetivo determinar si las dificultades en la comprensión lectora se explican exclusivamente por déficits en los procesos de decodificación. También hay que averiguar si estas dificultades incluyen limitaciones en el procesamiento de la complejidad lingüística propia del lenguaje escrito, más allá de los usos comunicativos básicos. La evaluación clínica debe centrarse en las siguientes áreas:
- La comprensión literal e inferencial.
- Las relaciones semánticas.
- La comprensión profunda del vocabulario.
- El razonamiento verbal.
- La comprensión del discurso.
Asimismo, hay que explorar las relaciones entre el lenguaje oral y escrito y los aprendizajes matemáticos, con el objetivo de determinar la naturaleza y el alcance de las dificultades en este ámbito. Estas conexiones entre lenguaje y matemáticas son especialmente relevantes en el contexto de las dificultades de aprendizaje, ya que pueden interferir en la consolidación de competencias básicas si no son detectadas y abordadas adecuadamente. Según Espinoza e Ygual (2021), estas relaciones se pueden analizar en diferentes niveles:
- Lenguaje y habilidad de recuento: se refiere al aprendizaje de las palabras que se utilizan para numerar. Implica conocer el nombre de los números y la secuencia de las etiquetas verbales, proceso que se desarrolla aproximadamente entre los 2 y los 6 años.
- Lenguaje y dominio del sistema numérico: comprende la capacidad de leer y escribir números de forma correcta.
- Lenguaje y resolución de algoritmos matemáticos: incluye la etapa de adquisición de los hechos numéricos, entendida como la capacidad de adquirir, retener y recuperar, desde la memoria a largo plazo, datos básicos suficientemente automatizados para que permitan cálculos más complejos.
- Lenguaje y resolución de problemas matemáticos: implica la capacidad de traducir información oral o escrita al lenguaje matemático para poder resolverla, lo que requiere una comprensión adecuada del enunciado y conocimientos lingüísticos suficientes.
f) Instrumentos y protocolos para el cribado
Se trata de instrumentos para facilitar observaciones sistemáticas basadas en listas de verificación de ítems. Pueden ser útiles para recabar la información inicial del entorno escolar y familiar o para comprobar los efectos del tratamiento mediante observaciones distanciadas en el tiempo.
- PRODISCAT (Herramientas para la Evaluación de la Lectoescritura), publicado por el Departamento de Educación de la Generalitat de Catalunya y elaborado por el Colegio de Logopedas de Cataluña (de 5 a 18 años).
- PACBAL (Prueba de Evaluación de los Componentes Básicos del Aprendizaje de la Lectura), del Departamento de Educación de la Generalitat de Catalunya.
- PRODISLEX (Protocolos de Detección y Actuación en Dislexia) (de 3 a 18 años).
- PROLEXIA. Batería de detección precoz (de 4 a 6 años).
g) Evaluación mediante la Respuesta a la Intervención y La Evaluación Dinámica
La Respuesta a la Intervención (RI) y la Evaluación Dinámica (ED) son enfoques complementarios en la evaluación de los TDAp. La RI se fundamenta en un modelo de intervenciones progresivas y en la monitorización continua del progreso del alumno, con el objetivo de identificar qué niños no responden adecuadamente a la enseñanza habitual. Por su parte, la ED se centra en la evaluación del potencial de aprendizaje a través de una intervención directa, observando la respuesta inmediata del niño ante la mediación pedagógica y valorando posteriormente el cambio.
Este enfoque combinado ayuda a determinar si las dificultades se explican por una falta de instrucción o por un trastorno de aprendizaje, y aporta información clave sobre qué soportes y estrategias pueden beneficiar más a cada persona, orientando una intervención realmente personalizada.
El CLC aconseja a los profesionales clínicos, investigadores y estudiantes que orienten sus investigaciones a la creación de instrumentos de evaluación en catalán y castellano de los TDAp.