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Declaración de posicionamientos y buenas prácticas en el ejercicio profesional de la logopedia

El logopeda es el profesional sanitario competente para evaluar, diagnosticar y llevar a cabo el tratamiento rehabilitador y de mantenimiento de los trastornos del lenguaje, incluida la afasia.

El CLC impulsa la investigación sobre la prevalencia, la evaluación y la intervención en la afasia, y promueve el desarrollo de instrumentos adaptados a la lengua y la cultura de nuestro entorno.

El CLC defiende un abordaje interdisciplinario y basado en pruebas científicas, centrado en la persona y su realidad comunicativa, con la colaboración de las familias y otros profesionales sanitarios. Insta a evitar el uso de prácticas carentes de evidencia científica o alejadas de los estándares actuales de calidad asistencial.

Equipamiento

El CLC recomienda a los profesionales de la práctica clínica disponer de los siguientes elementos de equipamiento a la hora de intervenir en personas con afasia o las alteraciones lingüísticas relacionadas.

En todos los niveles asistenciales donde se lleve a cabo la rehabilitación de la afasia es necesario un espacio adecuado, digno y adaptado a las necesidades rehabilitadoras.

Es necesario material específico para la rehabilitación del lenguaje, tales como: fichas, espejo, material manipulable, material fungible, así como ordenador y tableta digital con programas informáticos y aplicaciones móviles específicas. Los tratamientos en la fase ambulatoria deben incluir los mismos elementos en cuanto a la estructura y los contenidos que los servicios coordinados de rehabilitación de pacientes hospitalizados.

Es importante valorar el efecto negativo que puede tener el uso de material con aspecto infantil en adultos con afasia. En estos casos, es recomendable utilizar materiales neutros, relacionados con la cultura del entorno y del individuo, para evitar cualquier forma de infantilización.

Del mismo modo, es fundamental que los logopedas reflexionen sobre la manera en que se relacionan con estos pacientes, deben evitar estereotipos culturales inadecuados y, sobre todo, alejarse del edadismo. Este sesgo puede minimizar las capacidades de la persona mayor, limitar su autonomía y afectar a su motivación y autoestima. Un enfoque respetuoso y adaptado a la dignidad y la experiencia vital de cada paciente es clave para una intervención logopédica efectiva y ética.

Para la reeducación de las actividades instrumentales de la vida diaria será necesario material adecuado para su entrenamiento.

Es fundamental que los logopedas apliquen estrictas medidas de higiene para garantizar la seguridad tanto de los pacientes como de ellos mismos. Estas medidas incluyen la desinfección regular del material y superficies de trabajo, el lavado de manos antes y después de cada sesión, el uso de utillaje de un solo uso cuando sea posible, y la ventilación adecuada de los espacios. Además, en los casos que así lo requieran, como en situaciones de riesgo de contagio, es importante utilizar mascarilla y guantes, y seguir los protocolos establecidos por las autoridades sanitarias. Estas prácticas son esenciales para prevenir infecciones y crear un entorno terapéutico seguro y de confianza.