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Declaración de posicionamientos y buenas prácticas en el ejercicio profesional de la logopedia

17. Alteraciones de la fluidez del habla

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El logopeda es el profesional sanitario competente para valorar, diagnosticar e intervenir en las alteraciones de la fluidez del habla, y debe mantener una formación especializada y actualizada para abordar su naturaleza multifactorial desde un enfoque basado en la evidencia.

El CLC impulsa la investigación sobre la prevalencia, el impacto funcional, la evaluación y la intervención en las alteraciones de la fluidez, y promueve la creación de instrumentos adaptados al contexto lingüístico y cultural, especialmente en catalán y castellano.

El CLC defiende un abordaje interdisciplinario y centrado en la persona, liderado por el logopeda y en coordinación con psicólogos, pediatras, educadores y otros profesionales sanitarios. Aconseja evitar prácticas sin aval científico y favorecer intervenciones integradoras que tengan en consideración las dimensiones emocionales, sociales y comunicativas del trastorno.

Intervenciones no recomendadas

La diversidad de factores que inciden en la disfluencia favorece que se hayan propuesto múltiples modalidades de intervención y no siempre se ha hecho con suficiente aportación de evidencia científica. Si bien es cierto que tampoco hay literatura robusta que recomiende la no utilización de estas técnicas o tratamientos, a continuación se presentan cuatro categorías que los logopedas deben utilizar con cautela.

 

Enfoques centrados exclusivamente en el habla

Los tratamientos que solo abordan los aspectos visibles del trastorno (por ejemplo, la frecuencia de repeticiones o bloqueos) sin tener en cuenta el impacto emocional, social o identitario son considerados insuficientes. Este enfoque reduce la alteración de la fluidez del habla a un síntoma observable, obviando elementos como la evitación, la vergüenza y la autoimagen negativa y pueden crear un impacto emocional negativo.

 

Enfoques que fomenten la evitación o el silencio

El uso de la evitación como estrategia terapéutica (por ejemplo, enseñar al paciente a evitar palabras o situaciones) puede agravar el impacto negativo de la alteración de la fluidez del habla. Estas estrategias refuerzan el miedo y limitan la participación del paciente en la comunicación real.

 

Enfoques centrados exclusivamente en la gestión de la respiración, la relajación o la postura

Sin negar que los aspectos mecánicos y ansiolíticos de las acciones en estos ámbitos participan en la gestión de la fluidez del habla, se considera que la focalización terapéutica en uno de estos ámbitos no supone un factor de mejora de las alteraciones de la fluidez del habla. 

 

Enfoques centrados exclusivamente en la «resolución emocional»

Aunque la dimensión emocional es clave, abordajes terapéuticos sin estructuración basada en evidencia empírica no han mostrado mejoras consistentes. Esto no invalida el papel de la psicología, pero subraya la necesidad de técnicas validadas e integradas.

 

Generalización acrítica de intervenciones no adaptadas culturalmente

La literatura señala que muchos programas de tratamiento desarrollados en contextos anglosajones pueden no ser directamente aplicables en otros contextos culturales sin una adaptación adecuada. Esta falta de adaptación puede reducir su eficacia en poblaciones con valores, lengua y prácticas comunicativas diferentes.

 

Otras propuestas no validadas

Como en otros aspectos de la salud conductual, algunos profesionales o empresas proponen tratamientos con resultados rápidos y seguros, como la hipnosis, la acupuntura, dispositivos electrónicos o aplicaciones informáticas no validadas. 

El CLC recomienda a profesionales y pacientes que sean prudentes en el uso o la contratación de servicios basados en tratamientos no validados en este documento y que carecen del aval de las autoridades sanitarias o evidencia científica.