Declaración de posicionamientos y buenas prácticas en el ejercicio profesional de la logopedia
8. Trastornos del desarrollo del aprendizaje
Descarga el capítuloEl logopeda es el profesional sanitario competente para evaluar, diagnosticar e intervenir en los trastornos del desarrollo del aprendizaje, desde una perspectiva integral del lenguaje y la cognición.
El CLC impulsa la investigación sobre la prevalencia, el impacto funcional y la creación de instrumentos de evaluación e intervención adaptados a los trastornos del desarrollo del aprendizaje.
El CLC defiende un abordaje interdisciplinario de los trastornos del desarrollo del aprendizaje, basado en la evidencia y libre de prácticas desprovistas de base científica.
Signos clínicos
No es posible determinar un perfil único en la población que presenta estos trastornos debido a la variabilidad y severidad en las habilidades afectadas, así como la presencia de dificultades asociadas a áreas tales como la memoria de trabajo, la percepción y las funciones ejecutivas. Además, los signos y síntomas a menudo se presentan de manera solapada y con comorbilidad, lo que dificulta la identificación de los rasgos nucleares del trastorno y la distinción entre las manifestaciones específicas, las consecuencias reactivas y otras dificultades asociadas. También se añaden las diferencias en el temperamento y la respuesta emocional, que pueden modular la expresión del trastorno y la resiliencia de la persona para sostener el sobreesfuerzo académico. Todo ello se refleja en consecuencias diversas en el ámbito educativo y en una respuesta variable a las intervenciones pedagógicas y rehabilitadoras. Tanto la CIE-11 como el DSM-5 incluyen tres trastornos diferenciados que también pueden presentarse de forma conjunta.
El TDAp con dificultades en la lectura se caracteriza por dificultades significativas y persistentes en la adquisición de habilidades académicas relacionadas con la lectura, tales como la precisión, la fluidez y la comprensión lectora. La dislexia es un término alternativo que se utiliza para describir un patrón de dificultades de aprendizaje caracterizado por problemas en el reconocimiento preciso y fluido de las palabras, a menudo acompañado de dificultades en la decodificación y la ortografía. Hay que tener en cuenta que este trastorno está influido, además de por las variables intrínsecas del individuo, por su historial de intervenciones educativas, la respuesta personal al trastorno y las circunstancias psicosociales. Aunque no siempre aparecen, es frecuente observar respuestas emocionales adversas con implicaciones conductuales, rechazo al entorno escolar y dificultad para sostener un esfuerzo mantenido sin llegar a normalizar el nivel de exigencia académica.
El ritmo de aprendizaje de las habilidades de lectura suele ser muy lento y compromete buena parte de la etapa de educación primaria. En los casos más severos, las dificultades se hacen evidentes desde las primeras etapas de aprendizaje del código alfabético, y se manifiestan como una falta de automatización de los procesos de decodificación lectora y un retraso significativo en la adquisición de una lectura precisa. En los casos moderados, la falta de automatización se percibe más bien como una lectura lenta que como una falta de precisión, sobre todo en lenguas con ortografía transparente.
En muchos casos, las dificultades de comprensión lectora son secundarias a los problemas de decodificación y mejoran a medida que el estudiante automatiza estos procesos. En otros casos, sin embargo, se constatan dificultades para comprender la complejidad inherente a los textos escritos, que pueden estar relacionadas con dificultades en la comprensión oral de la gramática y del discurso elaborado.
El TDAp con dificultades en la expresión escrita se caracteriza por dificultades significativas y persistentes en la adquisición de habilidades académicas relacionadas con la escritura. Estas dificultades pueden afectar tanto a la producción manual —con una escritura lenta, poco legible o torpe, sin causa neurológica o sensorial identificable— como a la corrección ortográfica, con errores recurrentes en la conversión del sonido-grafema, la aplicación de las reglas ortográficas y la escritura de palabras conocidas. También pueden observarse problemas en la cohesión y coherencia del texto escrito. Este patrón puede llamarse alternativamente disgrafía o disortografía, según sea la manifestación predominante.
La tendencia a escribir letras o palabras enteras invirtiendo alguno de sus ejes, conocida como "escritura en espejo", no es una constante en la población con trastornos del desarrollo de la escritura, aunque se presenta con más frecuencia y persistencia que en el resto de la población.
La disortografía es un signo presente en muchos casos y se manifiesta como una dificultad severa para el aprendizaje inicial de las reglas de conversión entre sonidos y letras. Esto se traduce en errores ortográficos que afectan a sílabas con relación biunívoca entre fonema y grafema (ortografía natural). Las dificultades ortográficas más resistentes a la intervención educativa o rehabilitadora son las que dependen de reglas fonéticas contextuales, es decir, de sonidos que se representan con letras diferentes según el contexto fonético en el que se encuentran dentro de las palabras, así como las que no tienen una correspondencia fonológica directa (ortografía arbitraria). La disortografía puede ser resistente a los esfuerzos educativos y persistir durante la educación secundaria y la edad adulta.
El TDAp con dificultades en matemáticas se caracteriza por dificultades significativas y persistentes en el aprendizaje de habilidades académicas relacionadas con las matemáticas o la aritmética. Las habilidades que se pueden ver afectadas incluyen dificultades específicas en el procesamiento numérico básico, como la representación mental de la cantidad y el sentido del número, la capacidad de establecer relaciones y series basadas en la cantidad, y la memorización de hechos numéricos. También pueden presentarse dificultades en la organización espacial de los números para la realización de operaciones aritméticas, el cálculo mental preciso, el cálculo con fluidez, el razonamiento matemático y la resolución de problemas. Además, las dificultades para resolver problemas matemáticos pueden estar relacionadas con problemas de comprensión lectora asociados a los conceptos matemáticos, a la gramática compleja y a los referentes abstractos propios de estos textos. Este patrón se puede llamar alternativamente discalculia, especialmente cuando predominan las dificultades en el procesamiento numérico y el cálculo.
Además de los signos nucleares que definen cada dificultad específica del aprendizaje, a menudo se observan otras manifestaciones asociadas que pueden tener un impacto significativo en el funcionamiento académico y emocional de la persona. Entre estas, son frecuentes la lentitud en el procesamiento de la información, las dificultades de atención y de memoria de trabajo, la baja automatización de tareas escolares, los problemas de organización y planificación, así como una baja autoestima académica y una elevada ansiedad ante las situaciones de aprendizaje. Estos signos no son criterios diagnósticos por sí solos, pero forman parte del perfil clínico y deben ser tenidos en cuenta en la evaluación y en la intervención.
La investigación reciente explica la concurrencia frecuente de las tres dificultades de aprendizaje desde el "modelo de múltiples déficits" vs. el "modelo de tres trastornos independientes". El "modelo de múltiples déficits" explica los trastornos del aprendizaje como el resultado de interacciones complejas entre déficits específicos de cada trastorno y factores de riesgo compartidos. Respecto a la dislexia y la discalculia, los déficits centrales propios de cada déficit (como el procesamiento fonológico o numérico) pueden sumarse en los casos de comorbilidad, y dar lugar a un perfil "aditivo". Además, se han identificado déficits en procesos cognitivos generales, como la memoria y la atención, compartidos entre ambos trastornos. Por otro lado, el "modelo de tres trastornos independientes" considera la dislexia, la discalculia y su comorbilidad afecciones diferenciadas, cada una de ellas con un perfil cognitivo propio. Según esta perspectiva, la comorbilidad se caracteriza por déficits cualitativamente diferentes o más amplios en lectura, matemáticas y procesos cognitivos generales.