Declaración de posicionamientos y buenas prácticas en el ejercicio profesional de la logopedia
16. Trastornos de la alimentación pediátricos
Descarga el capítuloEl logopeda es el profesional sanitario competente para evaluar, diagnosticar, intervenir y llevar a cabo el mantenimiento de los trastornos de la alimentación pediátrica, especialmente cuando hay alteraciones de la deglución o del desarrollo de las habilidades alimentarias.
El CLC impulsa la investigación sobre la prevalencia, el impacto funcional, la evaluación y la intervención en los trastornos de la alimentación pediátrica, y promueve la creación de instrumentos adaptados al contexto lingüístico y cultural en catalán y castellano.
El CLC defiende un abordaje interdisciplinario y especializado, coordinado con profesionales de la medicina, la psicología, la nutrición y la logopedia, para garantizar una intervención integral basada en la evidencia.
Equipamiento
El CLC orienta a los profesionales de la práctica clínica sobre la necesidad de disponer del material instrumental adecuado para llevar a cabo tanto la evaluación como la intervención rehabilitadora. Entre los elementos habitualmente requeridos se incluyen guantes, depresores linguales, espejos, dispositivos de estimulación vibratoria, vasos de distintos formatos y cubiertos adaptados o estandarizados.
Es fundamental tener en cuenta que el profesional no debe proporcionar alimentos al paciente que no hayan sido aportados por el propio paciente y su familia, o bien servidos por servicios de alimentación acreditados en centros sanitarios.
Resulta aconsejable contar con utensilios de cocina básicos, como cubiertos, platos, vasos, manteles y cuchillos adaptados para la infancia. Asimismo, pueden incorporarse otros materiales complementarios que favorecen la exploración y el descubrimiento de los alimentos, tales como lupa, colador, embudo, rallador, jarra, cuencos y tabla de cortar.
Los electrodomésticos recomendables son: frigorífico, microondas, batidora, crepera y hervidor de agua.
Para conseguir una aproximación respetuosa y lúdica a los alimentos, en muchos casos es necesario disponer de alimentos de juguete (madera, plástico, imágenes plastificadas, plastilina…). También ayuda el juego simbólico (cocinitas, restaurantes, utensilios de cocina, delantal de cocina, entre otros).
Es fundamental que los logopedas apliquen rigurosas medidas de higiene para garantizar la seguridad tanto de los pacientes como de ellos mismos. Estas medidas incluyen la desinfección regular del material y superficies de trabajo, el lavado de manos antes y después de cada sesión, el uso de utillaje desechable cuando sea posible y la ventilación adecuada de los espacios. Además, en casos que lo requieran, como en situaciones de riesgo de contagio, es importante utilizar mascarilla y guantes, y seguir los protocolos establecidos por las autoridades sanitarias. Estas prácticas son esenciales para prevenir infecciones y crear un entorno terapéutico seguro y de confianza.
En atención a los riesgos que puede tener la intervención logopédica en TAP, las intervenciones deben realizarse en entornos sanitarios seguros. Como herramientas de seguridad que no deben faltar cuando se trabaja en alimentación infantil, cabe destacar: ambú pediátrico, pinzas Magill y pulsioxímetro pediátrico.