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Declaración de posicionamientos y buenas prácticas en el ejercicio profesional de la logopedia

8. Trastornos del desarrollo del aprendizaje

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El logopeda es el profesional sanitario competente para evaluar, diagnosticar e intervenir en los trastornos del desarrollo del aprendizaje, desde una perspectiva integral del lenguaje y la cognición.

El CLC impulsa la investigación sobre la prevalencia, el impacto funcional y la creación de instrumentos de evaluación e intervención adaptados a los trastornos del desarrollo del aprendizaje.

El CLC defiende un abordaje interdisciplinario de los trastornos del desarrollo del aprendizaje, basado en la evidencia y libre de prácticas desprovistas de base científica.

Equipamiento

El CLC orienta a los profesionales de la práctica clínica a disponer de espacios y recursos adaptados para intervenir con eficacia en personas con TDAp. Tanto el entorno como los materiales deben responder a las necesidades evolutivas, funcionales y contextuales de cada etapa del desarrollo.

Es fundamental que los materiales se ajusten a la edad y etapa educativa, para evitar la infantilización, especialmente en adolescentes y adultos. Además, deben ser respetuosos con la diversidad cultural, lingüística y de género, y favorecer la implicación sin necesidad de forzar que disfrute: no se trata de que "le guste", sino de que encuentre interés y sentido en lo que hace.

El equipamiento recomendado es el siguiente:

  • Material visual, manipulable y textual para trabajar la lectura, la escritura y el cálculo.
  • Diversidad de soportes para la escritura: papel, pizarras, teclados y dispositivos digitales.
  • Tecnología educativa específica, como tabletas, ordenadores y aplicaciones interactivas.
  • Herramientas de accesibilidad: dictado por voz, correctores automáticos, lectores de pantalla, audiolibros.
  • Material tradicional y digital combinado según los objetivos terapéuticos.
  • Pruebas e instrumentos de evaluación validados, para el diagnóstico y seguimiento evolutivo.

 

Los recursos deben facilitar también la implicación de las familias y la coordinación entre profesionales (docentes, EAP y terapeutas), contribuyendo a una intervención coherente, sostenible y centrada en la persona.