8. Trastornos del desarrollo del aprendizaje

Los objetivos de la intervención deben ajustarse al momento evolutivo. El tratamiento debe tener un enfoque progresivo, funcional y centrado en la persona.

• En educación primaria, el objetivo principal es potenciar al máximo las habilidades de lectura, escritura, cálculo y razonamiento matemático mediante programas estructurados, intensivos y adaptados al perfil de dificultades de cada alumno.
• En educación secundaria, estas habilidades deben aplicarse a la vida académica y tener un impacto real en el aprendizaje, favoreciendo la participación, la comprensión y la adquisición de conocimiento. El desarrollo de la autonomía, la organización y las estrategias de compensación son clave en esta etapa.
• En educación superior y en la edad adulta, los objetivos se orientan a garantizar que las dificultades no limiten el potencial de estudio, la participación laboral ni la vida cotidiana, priorizando la funcionalidad: una comunicación escrita eficaz, el cálculo práctico y el uso de herramientas tecnológicas que favorezcan la autonomía.

En todas las etapas, es esencial prevenir el fracaso escolar y la espiral de desánimo. La intervención debe reforzar la confianza, la motivación y la percepción de competencia de la persona, para evitar que las dificultades se conviertan en una barrera para su desarrollo personal, educativo o profesional.

En la mayoría de los casos, el objetivo terapéutico no es eliminar completamente la dificultad, sino compensar sus efectos y ofrecer herramientas para que la persona pueda funcionar con eficacia en los contextos relevantes de su vida. El enfoque compensatorio debe ser realista, orientado a resultados funcionales y compatible con los objetivos y valores de cada individuo.