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Declaración de posicionamientos y buenas prácticas en el ejercicio profesional de la logopedia

7. Trastorno del desarrollo de los sonidos del habla

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El logopeda es el profesional sanitario competente para evaluar, diagnosticar, prevenir e intervenir en los trastornos del desarrollo de los sonidos del habla, y debe mantener una formación actualizada para adaptarse a los avances en las definiciones, los instrumentos y las técnicas terapéuticas, así como adaptarse a la diversidad lingüística de los niños y niñas de nuestro entorno.

El CLC promueve la investigación para conocer la prevalencia local, desarrollar instrumentos de evaluación e intervención adaptados a los contextos lingüísticos catalán y castellano, y crear conjuntos básicos de categorías CIF que permitan identificar los elementos afectados por los trastornos del desarrollo de los sonidos del habla.

El CLC defiende un abordaje interdisciplinario basado en la evidencia, con diagnóstico y tratamiento esencialmente logopédicos, con interconsultas a especialistas en neurología, otorrinolaringología o psicología cuando sea necesario, garantizando así una intervención integral y centrada en la persona.

Evaluación de la estructura y las funciones corporales

La adquisición del habla es un proceso complejo, que implica la percepción del habla, el almacenamiento y la recuperación de información fonológica, la planificación y ejecución motora, así como la automonitorización articulatoria. En consecuencia, el plan de evaluación incluirá:

  • Descartar el TDL mediante pruebas tipificadas o mediante la evidencia clínica sobre el desarrollo gramatical y semántico. Si no es posible descartarlo, valorar el diagnóstico comórbido.
  • Determinar la etapa de desarrollo fonológico mediante el análisis fonológico.
  • Determinar la gravedad del trastorno mediante el grado de ininteligibilidad y la precisión articulatoria.
  • Estudiar los niveles de procesamiento de habla afectados: percepción de los sonidos del habla, repertorio fonológico generador del léxico y repertorio de estimulabilidad, inconsistencia y atipias del desarrollo.
  • Estudio del procesamiento fonológico: memoria de trabajo fonológica, conciencia fonológica (a partir de los 4 años) y conciencia del principio ortográfico (a partir de los 5 años).
  • Estudio de los aspectos anatómicos y fisiológicos que pueden ser factores agravantes y cronificar el trastorno: cribado o despistaje audiológico, exploración anatómico funcional de la boca; valoración práxica por imitación o ejecución de movimientos complejos intencionales; diadococinesias articulatorias; valoración de funciones neurovegetativas (deglución y respiración); valoración instrumental del rendimiento oral (fuerza y resistencia lingual y labial) en casos de debilidad crítica.
  • Valoración de indicadores clínicos de disartria o apraxia, si procede.

 

La evaluación puede incluir tanto pruebas estandarizadas como medidas del rendimiento lingüístico a través de análisis clínicos detallados, incluyendo el análisis fonológico de muestras de habla, que deben ser grabadas. Adicionalmente, se pueden realizar análisis acústicos, pruebas de percepción auditiva y de rendimiento oral, utilizando tecnología especializada o métodos de cribado. Todos estos elementos se integran en una valoración clínica para emitir el diagnóstico detallado.

Se recomienda hacer uso de la escala de inteligibilidad en contexto de McLeod como indicador de inteligibilidad. La valoración de la severidad se puede realizar mediante el Índice de Consonantes Correctas (PCC), considerado el estándar de referencia para el seguimiento del desarrollo fonológico. También se pueden utilizar otros índices posteriores, como el porcentaje de palabras completas correctas. Es importante examinar los aspectos de participación social en las entrevistas. 

La efectividad del tratamiento puede evaluarse a través de cuestionarios dirigidos a familiares, como el Therapy outcome measures for allied health practitioners in Australia (TOM-aus), que no dependen del idioma de la persona evaluada. Entre las pruebas estandarizadas que se pueden emplear encontramos: la evaluación del desarrollo fonológico de L. Bosch, el Análisis del retraso del habla (AREHA) - Anàlisi del retard de la parla (AREPA) y la Prueba de Evaluación Fonética-Fonológica (PEFF). Para la evaluación de los aspectos relacionados con funciones ejecutivas y la metafonología pueden utilizarse algunas de las pruebas de baterías neuropsicológicas como Nepsy II, o hacer uso de estrategias adaptadas que no penalicen los errores de pronunciación, como las propuestas por Roepke.

El CLC aconseja a los profesionales clínicos, investigadores y estudiantes orientar sus investigaciones a la creación de instrumentos de evaluación en catalán y castellano de los TDSH.