Declaración de posicionamientos y buenas prácticas en el ejercicio profesional de la logopedia
16. Trastornos de la alimentación pediátricos
Descarga el capítuloEl logopeda es el profesional sanitario competente para evaluar, diagnosticar, intervenir y llevar a cabo el mantenimiento de los trastornos de la alimentación pediátrica, especialmente cuando hay alteraciones de la deglución o del desarrollo de las habilidades alimentarias.
El CLC impulsa la investigación sobre la prevalencia, el impacto funcional, la evaluación y la intervención en los trastornos de la alimentación pediátrica, y promueve la creación de instrumentos adaptados al contexto lingüístico y cultural en catalán y castellano.
El CLC defiende un abordaje interdisciplinario y especializado, coordinado con profesionales de la medicina, la psicología, la nutrición y la logopedia, para garantizar una intervención integral basada en la evidencia.
Signos clínicos
Podemos destacar diversos signos relacionados con el TAP:
- Alimentación de biberón o lactancia materna prolongada.
- Alimentación nocturna.
- Alteración del procesamiento sensorial oral.
- Almacenamiento de comida o líquidos en la boca.
- Comidas desestructuradas.
- Déficit en las habilidades oromotoras.
- Dificultad en la introducción de texturas de alimentos.
- Distracciones durante la ingesta.
- Falta de alimentación independiente.
- Ingesta poco variada (menos de 15 alimentos).
- Masticación excesiva.
- Poco o nulo aumento de peso durante 2 o 3 meses seguidos.
- Preferencia por los líquidos en detrimento de alimentos sólidos.
- Rechazo a la ingesta durante más de un mes.
- Tiempo de comida estresante.
- Tiempos de comida prolongados.
Algunos comportamientos pueden considerarse signos de alarma:
- Fijación por un número limitado de alimentos (selectivo, limitaciones dietéticas extremas).
- Alimentación forzada (persecución, persuasión, recompensas).
- Cese brusco de alimentación después de un evento desencadenante.
- Náuseas anticipatorias.
En presencia de los siguientes síntomas, se deberá sospechar alguna enfermedad orgánica de base que, a su vez, puede coexistir con un trastorno de la alimentación pediátrico:
- Disfagia.
- Incoordinación en la deglución sugerida por tos, atragantamientos o neumonía recurrentes.
- Retraso en el desarrollo y crecimiento.
- Alimentación interrumpida por dolor.
- Regurgitación o vómitos crónicos.
- Diarrea o sangre en las heces.
- Anomalías del desarrollo neurológico.
- Dermatitis atópica y eczema.
- Relación del cuadro con el inicio de un determinado alimento.
- Cambio de carácter.
Estos signos se pueden asociar a características específicas de los alimentos líquidos y sólidos como su sabor, temperatura, tamaño del bolo, viscosidad, textura o apariencia.
La diversidad de manifestaciones que puede presentar un niño con TAP pueden agruparse alrededor de dos perfiles de alteraciones del procesamiento sensorial.
- El bajo registro sensorial se manifiesta comúnmente como una escasa percepción de los alimentos dentro de la cavidad oral. Esto puede incluir dificultades para formar adecuadamente el bolo alimenticio, pérdida de comida fuera de la boca, preferencia por bolos de gran tamaño, o rechazo de líquidos y alimentos que no ofrecen suficiente estimulación sensorial. Los niños con este perfil tienden a buscar experiencias sensoriales más intensas, muestran preferencia por sabores fuertes, temperaturas extremas o texturas marcadas y, con frecuencia, llevan objetos a la boca para satisfacer esta necesidad.
- La hipersensibilidad oral se presenta a menudo en forma de preferencia por ciertas texturas o tamaños específicos del bolo, masticación prolongada y una dieta muy limitada. Estos niños suelen inclinarse por sabores suaves como los de la mermelada, texturas granuladas finas, porciones pequeñas de alimento y temperaturas neutras. También pueden preferir alimentos duros que les permitan masticar más intensamente como una forma de autorregulación sensorial.