Declaración de posicionamientos y buenas prácticas en el ejercicio profesional de la logopedia
7. Trastorno del desarrollo de los sonidos del habla
Descarga el capítuloEl logopeda es el profesional sanitario competente para evaluar, diagnosticar, prevenir e intervenir en los trastornos del desarrollo de los sonidos del habla, y debe mantener una formación actualizada para adaptarse a los avances en las definiciones, los instrumentos y las técnicas terapéuticas, así como adaptarse a la diversidad lingüística de los niños y niñas de nuestro entorno.
El CLC promueve la investigación para conocer la prevalencia local, desarrollar instrumentos de evaluación e intervención adaptados a los contextos lingüísticos catalán y castellano, y crear conjuntos básicos de categorías CIF que permitan identificar los elementos afectados por los trastornos del desarrollo de los sonidos del habla.
El CLC defiende un abordaje interdisciplinario basado en la evidencia, con diagnóstico y tratamiento esencialmente logopédicos, con interconsultas a especialistas en neurología, otorrinolaringología o psicología cuando sea necesario, garantizando así una intervención integral y centrada en la persona.
Intervenciones en entorno clínico
El objetivo principal del tratamiento es mejorar la inteligibilidad del habla, para que no se convierta en un obstáculo en las interacciones lingüísticas y sociales. El segundo objetivo es conseguir la precisión articulatoria propia de la edad evolutiva y, en tercer lugar, mejorar las habilidades de procesamiento fonológico en los casos donde se aprecie riesgo de dificultad de aprendizaje de lectura y escritura.
La adquisición del habla es un proceso complejo que implica múltiples habilidades englobadas en el procesamiento del habla: percepción de los sonidos, su categorización en un sistema fonológico con el que formar el léxico, almacenamiento y recuperación de la información fonológica de las palabras, junto con la planificación y ejecución motora, y la automonitorización articulatoria. Estos procesos se activan en los contextos comunicativos, interaccionando con el resto de ámbitos lingüísticos, incluidos los del lenguaje escrito.
En consecuencia, el CLC orienta a los profesionales de la práctica clínica a intervenir en los siguientes elementos de los TDSH, en función de las características del niño:
- Entrenamiento de la percepción auditiva en los casos que se compruebe que este es un factor implicado. Debe incluir las etapas de discriminación y reconocimiento de sonidos y sílabas, dentro de palabras o enunciados. Los estímulos deben ser verbales y relacionados con las dificultades observadas. En ciertos casos, especialmente en niños más pequeños o con más dificultades, puede ser útil el entrenamiento perceptivo con estímulos no verbales para mejorar la focalización de la atención en la escucha. No obstante, el enfoque principal del tratamiento debe estar en los sonidos y las estructuras fonotácticas relacionadas con el trastorno.
- Mejorar la estimulabilidad de los segmentos articulatorios accesibles, con el fin de superar la tendencia a la homonimia reductora de los casos graves en edades más tempranas.
- Focalización del tratamiento en los procesos de simplificación de habla que más impacto tengan en la inteligibilidad. En general, la intervención debe ir enfocada a los procesos de simplificación, entendidos como patrones reductores del sistema fonológico, más que a cada uno de los sonidos por separado.
- Focalización del entrenamiento en grupos reducidos de palabras clave de estructura fonotáctica cuidadosamente estudiada para que ayuden a fijar la estructura fonológica, su correspondiente huella auditiva y el programa motor asociado («los niños aprenden palabras, no sonidos»).
- Entrenamiento a partir de los 4 años de las habilidades de conciencia fonológica silábica que contribuyan al análisis, almacenamiento y recuperación de la estructura del léxico.
- Estimulación de la autopercepción sensorial y háptica para favorecer la conciencia de la articulación y el monitoreo sensorial (auditivo y cinestésico).
- Entrenamiento para la generación de programas motores estables y precisos que progresivamente se convierten en automatismos articulatorios.
- Tratamiento, si se precisa, de los factores agravantes (hábitos paratípicos y funciones orales no verbales).
- Con los niños de 5 o más años, los programas de procesamiento fonológico deben alcanzar tareas de conciencia fonémica y relacionarse con el aprendizaje incipiente de la lectura y escritura, reforzando la adquisición del principio alfabético y favoreciendo los procesos de análisis de los sonidos de las palabras.
Junto con este planteamiento habitual en la práctica clínica, podemos encontrar en la literatura de la especialidad algunas referencias a métodos o programas para la mejora de la producción de los sonidos del habla. También pueden consultarse recursos de organismos que se ocupan de la clasificación de programas de intervención siguiendo criterios de evidencia científica como: What Works o ASHA Evidence Maps. A continuación, presentamos una selección con una breve descripción extraída de Williams, McLeon y McCauley.
Estimulabilidad
La imitación de onomatopeyas se emplea para vincularlas con los programas motores de los sonidos del habla, con el objetivo de incrementar el repertorio de sonidos que el niño puede integrar al producir léxico. Se recurre a juegos diseñados para fomentar la interacción comunicativa.
Intervenciones basadas en la percepción del habla
Desde los inicios de la terapia logopédica, se ha destacado la importancia de integrar tareas de discriminación auditiva para los sonidos del habla que el niño no pronuncia correctamente, siendo esta estrategia un pilar en muchos programas actuales. Métodos como el "bombardeo auditivo", que implica la exposición repetida a vocabulario que incluye el rasgo fonológico deseado, forman parte de diversas técnicas empleadas. La evidencia científica actual sugiere priorizar los tratamientos que utilizan estímulos verbales, como sílabas o palabras, ya que los estímulos sonoros no verbales, como sonidos musicales o de la naturaleza, no han demostrado efectividad en la transferencia hacia el habla. Asimismo, se recomienda enfocar la atención en los rasgos específicos que presentan dificultades perceptivas para el niño, dado que la transferencia de habilidades en áreas no trabajadas directamente es poco probable.
Terapia basada en ciclos
Se utiliza una estrategia que combina la estimulación sensorial con métodos de pronunciación que enfatizan la repetición de palabras clave, escogidas meticulosamente para impactar positivamente en el sistema fonológico del niño. Además, el proceso de aprendizaje se organiza en ciclos definidos por periodos de tiempo, optimizando así su eficacia.
Vocabulario básico
Se elige un conjunto de palabras basándose exclusivamente en su utilidad práctica para el niño, no en su estructura fonética. Se implementa una enseñanza explícita orientada a reducir la inconsistencia, enfatizando la importancia de que el niño reproduzca estas palabras de manera consistente, lo más cercano posible al estándar adulto. Incluso si la imitación no es perfecta, se prioriza y refuerza la consistencia en la pronunciación. Esta aproximación integra ejercicios de repetición consciente con el empleo funcional del vocabulario, solicitando para ello la participación de la familia.
Enfoque psicolingüístico
Se fundamenta en un análisis exhaustivo de las dificultades específicas de procesamiento del habla, identificando los puntos clave que enlazan la percepción auditiva con la producción articulatoria. Este método propone estrategias de intervención que no solo abordan los niveles básicos del procesamiento, relacionados con funciones y órganos sensoriales y motores, sino también los niveles complejos, como el acceso a la memoria, la organización fonológica, y la gestión y recuperación de representaciones mentales estables de la estructura fonológica de las palabras. Este modelo es especialmente útil para tratar las dificultades en las primeras etapas del aprendizaje de la lectura y la escritura que a menudo presentan los niños con TDSH.
Intervención basada en pares mínimos y en oposiciones múltiples
Los estímulos utilizados son pares de palabras que difieren únicamente en un sonido en que el niño presenta dificultades. Cuando la diferencia entre las palabras es de un único rasgo articulatorio (ejemplo: «bota-gota») se denomina terapia de «contrastes o pares mínimos». Si la variación incluye más de un rasgo (por ejemplo, «pera-pesa»), se denomina terapia de «contrastes u oposiciones múltiples». Al enfrentar al niño a ambas palabras en ejercicios de percepción o de pronunciación, se le hace evidente que el oyente no puede entender a qué se refiere, generando así conciencia sobre la confusión que su pronunciación puede provocar. Esto motiva al niño a esforzarse para diferenciar claramente entre los sonidos, y buscar evitar la homonimia.
PROMPT (Prompts for Restructuring Oral Muscular Phonetic Targets)
Este enfoque considera que la audición, la somatosensibilidad, y la estimulación táctil juegan roles igualmente importantes en el desarrollo fonológico, usándolas a la vez en la terapia. El logopeda manipula cuidadosamente la mandíbula del niño y utiliza toques suaves en su cara para dirigir los movimientos articulatorios necesarios. Al mismo tiempo, ayuda del niño a tomar conciencia de las sensaciones que estos movimientos generan en articular los sonidos seleccionados de manera sistemática.