Declaración de posicionamientos y buenas prácticas en el ejercicio profesional de la logopedia
6. Trastornos del Espectro Autista
Descarga el capítuloEl logopeda es el profesional sanitario competente para el cribado, la evaluación, el diagnóstico y la intervención en las dificultades de comunicación, interacción y alimentación relacionadas con el autismo, y debe contar con una formación actualizada, especializada y basada en la evidencia.
El CLC impulsa la investigación sobre la prevalencia, el cribado, la evaluación funcional, la calidad de vida y la intervención logopédica en el autismo, promueve el desarrollo de instrumentos adaptados lingüística y culturalmente.
El CLC defiende un abordaje interdisciplinario, centrado en la persona y su familia, que reconozca el valor de la neurodiversidad. Insta a evitar el uso de prácticas carentes de evidencia científica o alejadas de los estándares actuales de calidad asistencial.
Definición
El DSM-5-TR define el Trastorno del Espectro Autista (TEA) como un trastorno del neurodesarrollo caracterizado por dificultades en la comunicación social y la interacción social, así como la presencia de comportamientos restringidos y repetitivos.
- Las dificultades en la comunicación social se muestran de diversas maneras y pueden incluir limitaciones en las capacidades de atención conjunta y reciprocidad social, así como dificultades en el uso de comportamientos de comunicación verbales y no verbales para la interacción social.
- Los comportamientos, intereses o actividades restringidos y repetitivos se manifiestan a través de un habla estereotipada, lenguaje idiosincrásico, movimiento motor o uso de objetos repetitivo e inusual; adherencia inflexible a rutinas; intereses restringidos, e hipersensibilidad o hiposensibilidad a la entrada sensorial.
Caracterización del TEA en el DSM-5-TR
Los criterios especificados en el DSM-5-TR (Diagnostic and Statistical Manual Of Mental Disorders, Fifth Edition, Text Revision) reflejan diversos cambios respecto al DSM-IV-TR Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, Fourth Edition, Text Revision (APA, 2000). El cambio más notable es la eliminación de la categoría de Trastorno Generalizado del Desarrollo (TGD), que incluía diagnósticos como el trastorno autista, el trastorno de Asperger, el trastorno desintegrativo infantil, el trastorno de Rett y el Trastorno Generalizado del Desarrollo no especificado.
Los criterios del DSM-5-TR para el TEA (el término utilizado en lugar de TGD) engloban los déficits sociales y de conducta típicos de estas poblaciones, sin especificar subtipos. Sin embargo, según el DSM-5-TR: «Los individuos con un diagnóstico bien establecido según el DSM-IV de trastorno autista, trastorno de Asperger o Trastorno Generalizado del Desarrollo no especificado deberían recibir el diagnóstico de Trastorno del Espectro Autista» (APA, 2022). El DSM-5-TR incluye el Trastorno de Rett, un trastorno genético, con un diagnóstico separado en el que se pueden observar alteraciones en la interacción social durante la fase regresiva.
Según el DSM-5-TR, el TEA es un trastorno del neurodesarrollo caracterizado por déficits persistentes en la comunicación social y la interacción social en múltiples contextos, junto con patrones de comportamiento, intereses o actividades restringidos y repetitivos.
Principales criterios diagnósticos:
- Déficits persistentes en la comunicación social y la interacción social, que incluyen:
- Deficiencias en la reciprocidad socioemocional (p. ej., dificultad para iniciar o responder a interacciones sociales, falta de intercambio emocional).
- Deficiencias en las conductas comunicativas no verbales (p. ej., contacto visual anómalo, uso limitado de gestos, dificultad para comprender el lenguaje corporal).
- Dificultades en el desarrollo, mantenimiento y comprensión de las relaciones sociales.
- Patrones de comportamiento, intereses o actividades restringidos y repetitivos, que incluyen al menos dos de los siguientes:
- Movimientos motores, uso de objetos o habla estereotipada o repetitiva (p. ej., ecolalia, alineación de objetos).
- Insistencia en que las cosas, actividades, etc. se mantengan iguales, necesidad de rutina, tendencia a la rigidez, rechazo a los cambios, adhesión inflexible a rutinas o patrones ritualizados de comportamiento verbal o no verbal.
- Intereses altamente restringidos y fijaciones intensas que son anómalas en su intensidad o enfoque.
- Hiper- o hiperreactividad a estímulos sensoriales o interés inusual en aspectos sensoriales del entorno.
Criterios adicionales:
- Los síntomas deben estar presentes desde las primeras etapas del desarrollo (aunque pueden no manifestarse plenamente hasta que las demandas sociales superen las capacidades del individuo).
- Los síntomas causan un deterioro clínicamente significativo en áreas importantes del funcionamiento personal, social, académico o laboral.
- Estas alteraciones no se explican mejor por una discapacidad intelectual o un retraso global del desarrollo, aunque ambas pueden coexistir.
Especificadores diagnósticos:
El DSM-5-TR clasifica el TEA en tres niveles de gravedad, en función de la necesidad de soporte.
- Nivel 1: requiere soporte.
- Nivel 2: requiere soporte sustancial.
- Nivel 3: requiere soporte muy sustancial.
El DSM-5-TR también reconoce que los síntomas y la presentación del TEA pueden variar notablemente de una persona a otra, lo que pone de manifiesto la gran heterogeneidad del trastorno. Además, esta clasificación unifica bajo una sola categoría diagnóstica —Trastorno del Espectro Autista— varios subtipos que anteriormente se consideraban entidades separadas, como el síndrome de Asperger o el trastorno autista.
Caracterización del TEA en la CIE-11
Según la CIE-11, el TEA se define como un grupo de trastornos del neurodesarrollo caracterizados por déficits persistentes en la interacción social y la comunicación social, junto con patrones restringidos, repetitivos y rígidos de comportamientos, intereses o actividades.
Principales criterios diagnósticos:
- Déficits en la interacción y comunicación social:
- Dificultades en la reciprocidad socioemocional.
- Problemas en el desarrollo y mantenimiento de relaciones sociales adecuadas para el nivel de desarrollo.
- Dificultades en la comunicación verbal y no verbal (como en el uso de gestos, el contacto visual o la comprensión del lenguaje no literal).
- Comportamientos, intereses o actividades restringidos y repetitivos:
- Movimientos motores, uso de objetos o habla repetitiva (ecolalia, alineación de objetos, etc.).
- Rigidez en las rutinas, resistencia al cambio o patrones ritualizados de comportamiento.
- Intereses intensos y altamente focalizados.
- Hiper- o hiporreactividad a estímulos sensoriales (como sensibilidad al ruido, luz, texturas, etc.).
Criterios adicionales:
- La alteración debe causar un impacto significativo en el funcionamiento personal, social, académico o laboral.
- El diagnóstico no debe explicarse mejor por una discapacidad intelectual o un retraso global del desarrollo, aunque pueden coexistir.
Diagnóstico en la CIE-11:
El diagnóstico de TEA incluye diferentes niveles de gravedad que reflejan la necesidad de soporte para la persona en su vida cotidiana.
En la CIE-11 también se eliminan los subtipos (como el síndrome de Asperger) y se integran en una única categoría bajo el término «Trastorno del Espectro Autista».
La condición debe estar presente desde las primeras etapas del desarrollo, aunque puede no manifestarse completamente hasta que las demandas sociales superen las capacidades de la persona.
Esta definición de la CIE-11 sigue la línea de un enfoque dimensional y continuo del TEA y destaca la heterogeneidad de su presentación clínica y de las necesidades de soporte.
El CLC aconseja a los logopedas que se familiaricen con las consideraciones terminológicas sobre el autismo. En este documento se utilizan los términos «persona con autismo», «persona con TEA», «persona autista» y «persona dentro del espectro autista» para reflejar las diversas identidades dentro de la comunidad autista. El término «autismo» se utiliza de forma general en este documento, y el término «Trastorno del Espectro Autista (TEA)» se utiliza para hacer referencia específicamente al diagnóstico definido en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, quinta edición, Revisión Textual y en la Clasificación Internacional de Enfermedades, undécima edición.
Se recomienda a los logopedas que utilicen la terminología con la que el usuario se identifique mejor.