Declaración de posicionamientos y buenas prácticas en el ejercicio profesional de la logopedia
5. Trastornos del lenguaje infantil
Descarga el capítuloEl logopeda es el profesional sanitario competente para evaluar, diagnosticar, prevenir, intervenir y llevar a cabo el mantenimiento de las funciones comunicativas en los trastornos del lenguaje infantil, y debe contar con formación específica y actualizada para garantizar una práctica clínica rigurosa y ética.
El CLC promueve la investigación sobre la prevalencia, la evaluación y la intervención en los trastornos del lenguaje infantil, impulsa el desarrollo y la adaptación de instrumentos de evaluación e intervención en catalán y castellano y en coherencia con el contexto cultural y educativo.
El CLC defiende un abordaje interdisciplinario y basado en la evidencia para el tratamiento de los trastornos del lenguaje infantil, con la colaboración de las familias, la escuela y otros profesionales sanitarios.
Causas
El TDL es un TND con causas complejas, donde se combinan factores genéticos, neurológicos, epigenéticos y ambientales. Aunque se desconoce la causa exacta, se reconocen varios factores de riesgo:
Genéticos: tiene una elevada heredabilidad (50-70 %), con la implicación de múltiples genes (FOXP2, ROBO1, KIAA0319, CNTNAP2, entre otros) en lugar de una mutación específica comentada por Bishop en 2006.
Neurológicos: no hay daño cerebral identificable, aunque estudios de neuroimagen muestran diferencias en la estructura y la función de regiones como el área de Broca y el área de Wernicke, implicadas en la producción y comprensión del lenguaje, como afirman Leonard et al. en 2006.
Ambientales: un entorno pobre en estímulos lingüísticos, el estrés familiar o la falta de interacción pueden dificultar el desarrollo del lenguaje. En cambio, la exposición a un entorno rico en lenguaje y comunicación es crucial para un buen desarrollo. Se descarta un entorno multilingüe como causa del trastorno según Paradis et al.
Gestacionales: condiciones adversas durante el embarazo, como infecciones, preeclampsia, exposición a tóxicos (tabaco, alcohol, drogas) o malnutrición, así como la prematuridad y un bajo peso al nacer o una puntuación baja en el Test de Apgar, pueden aumentar el riesgo de TDL según Vandormael en 2019.
Esta interacción dinámica entre factores hace que cada caso de TDL sea único y justifica la necesidad de un enfoque personalizado en la evaluación y la intervención. La comprensión de estos mecanismos es fundamental para mejorar las estrategias diagnósticas y terapéuticas, adaptándolas a las necesidades específicas de cada niño.